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domingo, 19 de diciembre de 2010

Vete lejos, pero no sueltes mi mano.


La noche era fría. Nos habiamos separado de los demás por que necesitábamos hablar a solas, sin nadie. Caminaba de su mano, tambaleandome de vez en cuando debido a la cantidad de alcohol que había bebido. De pronto, él se puso delante de mi cogiendome de la cintura.
- Mira, yo se que la primera semana que empezamos a salir tu todavía sentías algo por el Miguel ese, y que la segunda puede que también pero...
Entoncés le interrumpí, gritando con las lágrimas en los ojos, que no, que yo solo lo quería a él y a nadie más. Esta vez fue él el que me interrumpió a mi.
- Está bien, solo era un ejemplo, pero quiero que sepas que aunque todavía pienses en él o en quien sea, yo te quiero y voy a luchar por ser el único.
Él me miraba con esos ojos en los que me perdía mientras yo intentaba hacer un esfuerzo por no echarme a llorar como una cría. Todavía no me había acostumbrado a que alguien a quien yo quisiese tanto sintiese lo mismo por mi. Así que solo fui capaz de que mis ojos se inundasen y una sonrisa iluminase mi rostro.
- Me quieres -dije susurrando. Le cogí la cara y lo besé como si ese beso fuese el ultimo. No quería que la ncohe terminase. Me dolían las manos del frio y tenía la nariz congelada pero me daba igual por que sabía que cuando la noche terminase él no estarí al día siguiente.

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