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viernes, 15 de octubre de 2010


Uno es el número primero, por excelencia. Es lo mínimo y, a veces, lo máximo. El uno, normalmente, depende de algún otro número. Como nosotros, somos uno, y dependemos de algo, normalmente de un dos. Dos, qué extraño número. Dos es el número de personas que forman una pareja, dos es el número de palabras que tanto miedo nos da pronunciar y tanto deseamos escuchar (¿veis por donde voy no?), con dos ojos vemos todo lo que sucede a nuestro alrededor, con dos dedos puedes taparte los oídos y aislarte del mundo. El fin de semana tiene dos días, el número de meses que hay en un año acaba en dos, cuando te piden tu nombre das dos apellidos. Y, lo más extraño de todo es que dos tiene tres letras, y es el tercer número positivo, después del cero y el uno. Hablando de tres, tres es el número de lados de un triángulo, en tres cosas siempre hay algo en medio. Tres es el número de veces que que contamos cuando queremos empezar algo (1,2,3). Y, al tres le pasa lo mismo que al dos, tiene cuatro letras. ¡Qué curioso! Parece que todo esta formado por otra cosa, que una cosa no puede llegar a ser sin depender de la otra. Y así es, todo es relativo. Todos dependemos de algo, con esto no quiero decir que no podamos vivir sin algo o alguien, sino que necesitamos, de alguna manera, tener algo al lado, depender de algo, saber que eso esta ahí. Y así es, la felicidad más pura no la consigue solo uno mismo. Que, ¿a qué quiero llegar con todo ésto? A que te necesito tontorrón. (muchomuchomucho).

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