viernes, 5 de noviembre de 2010
A veces, en lo simple está lo esencial.
Me di cuenta que a pesar de que pasen las horas, los días e incluso los meses, hay heridas que no se cierran. Siempre quedan con una parte abierta. Y más allá del capricho, del no querer que se cierre ó de otros tantos factores, es simplemente porque me duele que se cierre y con ello se vaya una parte importante de mí. Siento que cuanto más me empeño en distraerme de eso, más me enfoco. Más sostengo lo insostenible. Me encapriché con el recuerdo de alguien. Me aterra saber que su olor, sus palabras, sus besos, todo eso que me hacía bien, hoy se va a ir para darle lugar a experiencias nuevas... Pero el punto está en que no quiero vivir esas experiencias nuevas por el simple hecho de que todavía no pude asimilar lo que ya se fue. Me importa poco y nada volver a caer en todo pozo. Estoy completamente convencida de que lo quiero aquí, conmigo.
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