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domingo, 13 de enero de 2013

Siempre.


Porque nosotros, como el destino del 8, el día que nos acostemos seremos infinito. Porque a medida que nos acercamos, las agujas se paran y los relojes se esconden, porque ni aquel pintor malagueño del que todos hablaron conseguiría dibujar esa sonrisa que me provoca tu presencia. Porque el invierno de mi ventana se hace primavera ante tus ojos, verano entre tus caricias, y llora otoños cuando te vas. Duermo ganas de verte hace ya unas cuantas noches... Que si el cielo llora por qué no iba a hacerlo yo, que la nostalgia es la mayor trampa del tiempo, que te pienso, y hasta los otros sentimientos muestran sus celos, que me pueden partir la cara 20 veces que sólo voy a llorar si no me besas... Que engañé a mi orgullo para liarme con tus tonterías, y ahora mi corazón no quiere dejar de verte. Sé que tienes que ser tú, porque las ojeras son el maquillaje que mejor te queda y porque el color de tus labios cuando te los muerdes no lo venden en ninguna tienda, así que las pinturas para los pintores, y mi nombre en tus labios. Sencillo y en silencio, te quiero.

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