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jueves, 6 de enero de 2011

Vivir despacio es lo mismo que morir deprisa...

Desde pequeñas nos han estado vendiendo un prototipo de chico. Un chico que se enamora con solo verte, un chico que te salva, un chico que te protege, un chico que te trata como alguien débil cuando sin embargo, eres fuerte. De niñas nos encantaba eso. Jugábamos a ser las reinas o princesas de nuestro mundo, donde el caballero llegaba y nos salvaba. Eso no existe, y al menos, yo prefiero que sea así. Yo no quiero un príncipe azul. No quiero uno que me trate como el pétalo de una flor. Los príncipes de Disney no existen, y menos mal, porque para eso prefiero irme con el villano a cazar criaturas y a montar sobre dragones. Prefiero arriesgarme con él, vivir con él. Pero vivir de verdad, no en un castillo. En cambio, los chicos de hoy en día son unos cobardes. No soñéis con Edward Cullen. Todos van a por las fáciles y se conforman con ellas, y así, siempre quedan las "difíciles" (las mejores). Pero en realidad, no se dan cuenta de que buscamos al chico valiente que se atreva a escogernos y a luchar por nosotras. Y dejar que nos quiera, y dejarnos quererle a él. Y arriesgarnos juntos, y vivir aventuras unidos. Buscamos al chico valiente que nos acompañe en nuestros sueños, y lo más importante, en nuestra vida.

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