Mi vida es como una luz intermitente, esas que no hacen más que parpadear. Esas que algunas veces se quedan encendidas brillando, dando luz, regalando lo mejor que tienen. Y otras veces se quedan apagadas, porque se han fundido o porque alguien las ha roto. A mi me pasa igual soy una luz intermitente, me puedes ver sonriendo y a los cinco minutos empapada de lágrimas. Puedo ser la persona con la sonrisa más bonita del mundo, lo que pasa es que nunca la dejo ver. Siempre pasa igual; hay alguien que viene y te rompe la lucecita que llevas dentro. Pero no, ya no soy tan tonta, nunca más, voy a dejar que nadie me haga ser una luz intermitente o una luz fundida. No, eso se acabó. De aquí en adelante voy a ser una luz fija, que de luz, muchísima luz. Y sobre todo que pase lo que pase nunca se va a fundir. Jamás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario